NUESTRA HISTORIA
URKUPIÑA no nació de la noche a la mañana.
Nació del esfuerzo, del sacrificio y del profundo amor de una familia boliviana que decidió dejar su tierra para buscar un futuro mejor. Cuando llegamos a Murcia, traíamos en la maleta más que ropa y documentos: traíamos sueños, recetas, aromas y recuerdos de nuestro hogar.
Los primeros años fueron difíciles. Todo era nuevo: el idioma, las costumbres, el ritmo de vida. Extrañábamos el calor de nuestra gente, los mercados llenos de color, los sonidos y sabores de Bolivia. Pero aunque estábamos lejos, nunca perdimos la esperanza. Sabíamos que el camino no sería fácil, pero también sabíamos que con trabajo, fe y unión, podíamos salir adelante.
Empezamos con poco: una idea, muchas ganas y el deseo de compartir lo que somos a través de la comida. Cada plato que cocinábamos era una manera de reconectarnos con nuestras raíces y de ofrecer a otros un pedacito de nuestra historia. Así, con esfuerzo diario y el apoyo de quienes creyeron en nosotros, nació URKUPIÑA.
El nombre no fue casualidad. Elegimos llamarlo así en honor a la Virgen de Urkupiña, símbolo de fe, esperanza y milagros para el pueblo boliviano. Ella representa todo lo que somos: la fuerza de creer, incluso cuando todo parece difícil.
Hoy, después de 9 años de experiencia, de largas jornadas, aprendizajes y momentos inolvidables, URKUPIÑA es más que un restaurante: es un hogar lejos del hogar. Aquí, cada plato cuenta una historia; cada sabor tiene una memoria; cada cliente forma parte de nuestra familia.
Queremos que todas las personas que cruzan nuestra puerta ya sean bolivianas, españolas o de cualquier parte del mundo sientan que aquí hay un lugar donde se puede volver, donde se puede recordar y donde siempre habrá una sonrisa esperándolos.
En URKUPIÑA cocinamos con el alma, con el amor de nuestra familia y el orgullo de nuestras raíces.
Porque emigrar no significa olvidar, sino compartir. Y compartir, para nosotros, es la forma más hermosa de mantener viva nuestra historia.






















